No existe satisfacción interna mas grande que terminar el año orando por todas aquellas personas que amamos. Pedirle a Dios les colme de bendiciones en el que esta por venir.
El 2011 fue un año en el que aprendí muchas cosas y se que quedaran en mi memoria por el resto de mis días. Experiencias para enfrentarme ante la vida con la cabeza en alto y así ante ningún tropiezo permitirme caer.
Aprendí a que debo dejar de hacer sacrificios por personas que realmente no se lo merecen. Ya que quien acaba lamentandolo soy yo, y nadie mas que uno mismo es lo suficientemente capaz de valorar eso.
Que de todas las cosas en que la vida puede resumirse la mas grande de ella es nuestra actitud. Esa con la cual vivimos los 365 días de cada año.
Que confiar a plenitud es de los mayores errores que cometemos. Nos decepcionan de tal manera que nos hacemos daño al recordarlo una y otra vez.
Aprendí que siendo optimista puedo lograr todo lo que me propongo. Que sobran las excusas cuando el deseo de alcanzar mi propósito es mayor.
Que madurar es asumir lo que el corazón esta sintiendo. Asumirlo de verdad con las consecuencias que eso tenga.
Un 2011 de muchas emociones: alegría, optimismo, seguridad, diversión, retos, decepciones, sustos, inolvidables experiencias, tropiezos, de mucho amor.
Un año en el que me arriesgue a hacer cosas sin seguir instrucciones, que aunque a veces no salieron bien, otras si, pero queda de ellas nada mejor que experiencias.
En el que comprendí que vale la pena perdonar a quienes cometen errores, porque todo ser humano comete errores.
En el que aprendí a que lo que tengo y me gusta debo cuidarlo, porque al perderlo no hay seguridad de que pueda recuperarlo.
Aprendí a que no vale la pena hacernos ciegos, sordos o mudos. Tarde o temprano nos engañamos a nosotros mismos, terminamos haciéndonos daño.
Un año en el que comprendí que entregarnos completa y sinceramente a lo que nos gusta no es lo mismo que entregarnos.
Un año que me enseño el porque debo asumir las consecuencias de mis acciones. El porque debo ser responsable de mis actos.
Un año que me enseño a diferenciar los verdaderos amigos de aquellos que dicen llamarse tus amigos. Y que se nunca olvidare.
En el que conocí la diferencia entre querer a alguien con sus cosas buenas y lo que es querer mas allá de los defectos.
Un año que me enseño a escuchar, ver, saborear y sentir todo con el corazón en vez de con mis oídos, ojos, boca o cuerpo.
Definitivamente 2011 fuiste un gran año. Y continuaras siendo como tal por los siglos de los siglos y tan solo porque así lo he decidido.
By, Candy VanderHorst
@CandyVhorst
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